Vómito

(Post 13. 13/06/2010. La Paz, Bolivia)
El día no descansa. Es como si tuviera la necesidad de hacer cosas para no tener que pensar en nada, ya aunque haya pasado una semana.
Sin tiempo ni por la mañana ni por la tarde para comer mucho -empiezo a ser consciente de mi delgadez, u prometo remediarlo-, hay cuscús en casa de Andrés. No tengo mucha hambre, supongo que mi estómago se redujo a la vista del poco alimento que le he dado en los últimos días y, a mi parecer, en una acción muy respetable, y dejo el medio plato que me sirvieron medio lleno.
Mi cuerpo demuestra de nuevo su inteligencia y una estabilidad de la que tendría que aprender urgentemente mi inteligencia (?) emocional: un chorro de bilis y granos de sémola se proyectan desde mi boca hacia el baño de un boliche cualquiera justo después de abrir la puerta y encarar la taza del váter.
Entiendo el aviso. Me voy a casa y prometo reflexionar. Sobre TODO. Que hace ya algún tiempo que viajo sin rumbo conocido y voy perdiendo todo lo que me rodea y me importa. Se acabó el dejarse llevar: a partir de ahora, es momento de pensar en cada paso y luchar por lo que realmente quiero.
Aunque esté a miles de kilómetros de distáncia y perdido en un desierto más árido y naranja que el vómito que flota por las aguas residuales de La Paz.

0 comentaris:

Publica un comentari a l'entrada